Se recostó, agotada, luego de leerle a su
hija por vigésimo quinta vez el cuento de "Las habichuelas mágicas". Dejó el libro sobre la mesita de luz, ya no
le quedaban fuerzas para retornarlo a la biblioteca. Entredormida sintió algunos ruidos, no logró
despertar del todo. Debió hacerlo, tal
vez hubiera logrado impedir que el vaso con agua se derramara sobre el libro
cuando ella, de manera involuntaria, lo golpeó. Ahora ya es tarde, toda su casa
se encuentra a varios miles de metros sobre la tierra y tiene de vecino a un
gigante. Flor está a punto de
despertarse... se coloca las pantuflas apurada, se quedó sin azúcar, tendrá el
vecino...?.